lunes, 28 de enero de 2013

Un domingo cualquiera


I. La incertidumbre es una losa. Es la tierra de nadie, perdido, sin mapas que orientan, sin fuerzas para avanzar, bruma mental que no deja pensar. La incertidumbre desespera y se camufla de mala suerte, de falta de acierto. Es ver todos los elementos en contra. Y no saber utilizar las armas que tienes. Matar moscas a cañonazos y elefantes lanzando bolas de papel.

Cuando desaparece la incertidumbre eres capaz de reconocerte y de reconocer tu sitio. Ya no son necesarios los mapas para transitar tu propio territorio. La mala suerte se convierte en reto que superar. Lees los elementos que te rodean y los aprovechas en tu misión. Tus armas, las de siempre, funcionan. Tres disparos te ponen en el camino.

II. La convicción te da alas. Creer que se puede es medio camino hasta la meta. El otro medio es la constancia, el trabajo, la sintonía (fundamental la sintonía), el hambre, la alegría. Salir al encuentro de la victoria hace a los gigantes menos gigantes. Nunca pedir perdón por creer que eres grande. De los segundos nadie se acuerda.

III. El miedo es una duda de un microsegundo. Si la convicción deja paso a una duda, aunque sea de un microsegundo, el miedo aparece. Y viene acompañado de incertidumbre. Y de dolor. Are you ready for the pain?


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